jueves, 23 de mayo de 2013

Comida colombiana, platos típicos y estilos modernos


Comida colombiana, platos típicos y estilos modernos

Haga click sobre la imagen para ampliarlaGastronomía colombiana
Gastronomía colombiana
Colombia tiene muchísimas cosas para enamorar; de un lado, amplia oferta de recetas tradicionales de las regiones, y del otro, las nuevas tendencias que aprovechan al máximo los productos propios para traducir los sabores colombianos en innovadores platos.
En Colombia, resulta imperdonable visitar sus atractivos turísticos y no aprovechar la ocasión para conocer y degustar la respectiva culinaria tradicional.
Dicen que una de las estrategias para ganarse el cariño de alguien es haciendo que sucumba al encanto de un buen menú. “Conquistar por el estómago”, dirían algunos, y como correspondiente consecuencia, la coloquial afirmación “barriga llena, corazón contento”.
La cocina nacional colombiana es diversa como su clima, sus paisajes y sus manifestaciones culturales, porque además de la fertilidad de una tierra que produce de todo, está la imaginación sin límites de expertos cocineros que cada día adicionan al sentimiento puesto en sus potajes, nuevas formas para sazonar y construir recetas.

Platos tradicionales colombianos

Muchas de las comidas más famosas como la bandeja paisa o el ajiaco santafereño, suelen disfrutarse especialmente en los lugares de donde son originarias, con los ingredientes y las medidas precisas y el entorno adecuado: la decoración, los utensilios y la apariencia final del plato.

Bandeja paisa

Así por ejemplo, la bandeja paisa propia del departamento de Antioquia y regiones aledañas, tiene como base principal el fríjol cultivado allí mismo, donde las características climáticas hacen que el país sea el mayor productor del grano del área andina y el que registra más consumo en la dieta diaria.

Ajiaco santafereño

Por su parte, el ajiaco santafereño preparado en el interior de Colombia, es una sopa a base de varias clases de papa extraídas del altiplano cundiboyacense, las guascas, el maíz y pollo campesino de la región.
“Quiero probar los platos típicos de ustedes…” es una frase muy común entre los turistas extranjeros que visitan Colombia.
Sin embargo, las artes gastronómicas con el tiempo han viajado, posicionándose en todos los rincones y, sobre todo, en las grandes capitales, en las que gracias a la generosa carta de menús también se recorre la nación. Así se transportaron los secretos de la buena mesa por la labor de cocineros que pusieron las recetas de las regiones sobre los manteles de restaurantes típicos de zonas campestres o de grandes centros urbanos, haciendo de esta manera que nadie se prive de las delicias ancestrales.
Muchos visitantes del mundo llegan y se doblegan ante la riqueza y la ricura de sabores, y aunque la porción sea generosa, siempre querrán repetir. Quienes regresan, ya tienen conocimiento de sus menús predilectos y saben qué ordenar; además que gracias a los muchos colombianos que viven más allá de las fronteras patrias, la cocina colombiana se está expandiendo en virtud de la apertura de locales que se convierten en verdaderas embajadas de la cultura y la tradición de Colombia.

Sabores colombianos en la cocina contemporánea

De otro lado, la intrepidez y el ingenio de los cocineros colombianos sorprende cada vez más gracias a su permanente estudio de la cocina, de la historia y los ingredientes, para innovar en su preparación y añadir a cada nueva creación esas características que atrapan no solo el gusto sino los demás sentidos del ser humano.
Julián Gómez Simonds, joven pero experimentado chef, es uno de esos profesionales que viene trabajando en la creación de recetas a partir de los sabores e ingredientes originarios de Colombia para presentarlos en formas, colores y texturas, que antes y además de satisfacer el paladar, generan un agradable impacto de sensaciones.
Mezclando los productos que proveen los campos y las aguas es conocer y viajar por el país.
Desarrollando un interesante trabajo de campo y de investigación por los departamentos de Colombia, Gómez y Alejandro Olaya conocieron las estrategias, los métodos y los recursos de cocineros y cocineras para así llegar a su nueva propuesta y crear la carta del restaurante Habemus Papa en el barrio Usaquén de Bogotá. Dice Olaya, gerente del lugar, que esta experiencia les sirvió para empezar a revolucionar la comida colombiana a través de la preparación de recetas que evocan regiones pero que no reemplazan los menús tradicionales. Así, nacieron la torta campesina de cabrito, el mero con gusto del Caribe o los palmitos de Guapi en tres tiempos.
Los platos nombrados sirven como ejemplo para demostrar cómo se resaltan los sabores y los recursos de las distintas zonas del país y hacer creaciones auténticas de Colombia con un toque más moderno”, así piensa Gómez, el recursivo chef que en el 2007 representó a Colombia en una muestra cultural y gastronómica durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Haga click sobre la imagen para ampliarlaGastronomía colombiana
Gastronomía colombiana
La torta de cabrito es una receta que recuerda al departamento de Santander con un producto insignia de su cocina como el cabrito, complementado con una tortilla especial de papa. El mero es una versión de los frutos del mar Caribe con la fusión del patacón, el ñame y el coco, ingredientes tradicionales de la cocina costeña. Mientras que los palmitos de Guapi son extraídos del corazón de una palma y se mezclan con mariscos y puré de bacalao, todos elementos de la costa Pacífica en el departamento del Cauca.
Además de enriquecer la carta gastronómica nacional, estos platos se convierten en productos tipo exportación que contribuyen a posicionar nuestra comida entre las más apetecidas, además de su sabor, por el alto sentido estético en su concepción, que nace incluso desde el diseño de la vajilla en la que se sirve. Sin embargo, las variaciones no riñen con la originalidad de los sabores o productos nacionales. Por el contrario, pretenden aumentar conceptos para posicionar internacionalmente la gastronomía colombiana.
Probar las recetas contemporáneas colombianas significa crear un vínculo que evoca, que transporta a las entrañas de las bonitas y disímiles regiones. Gracias a los ingeniosos artífices de la nueva gastronomía se viaja por la ruta del gusto y la imaginación a los fogones, las pailas y las ollas humeantes prendidas por todo el territorio. Porque inevitablemente los sabores de Colombia seducen, enamoran y siempre dejan buenos recuerdos.

Ponqué de peras y jengibre con crema batida y caramelo con ron

Vivir con Estilo - Revista Fucsia
Foto: .
Si quiere celebrar una ocasión especial o simplemente deleitar a los suyos con algo delicioso, prepare esta receta.

Preparación


Preparación
Para el ponqué

Ponga las rejillas del horno, una en la parte más baja y la otra arriba. Caliente el horno a 350°F  (180°C). Engrase 3 moldes redondos de 22cm x 5cm y forre el fondo con un círculo de papel  parafinado.

En un recipiente grande mezcle la harina, el polvo de hornear y la sal. Con la batidora creme la  mantequilla con el azúcar a velocidad media, por 3 minutos. Añada uno a uno los huevos mezclando  bien cada uno. Con velocidad baja agregue la mezcla de harina, alternando con la leche y empezando  y terminando con harina. Añada las peras, el jengibre y la vainilla y revuelva con una espátula.

Rellene cada uno de los moldes y emparéjelos con una espátula. Ponga 2 moldes en la rejilla de arriba y 1 en la de abajo evitando que quede uno encima del otro. Hornee rotando y cambiando de lado  cada uno de los moldes para que se cocinen de modo parejo. El proceso demora más o menos 35  minutos, pruebe con un cuchillo hasta que salga limpio.

Para el caramelo
Llene un recipiente con agua y ponga adentro una brocha. En una olla pequeña de fondo pesado  ponga el azúcar y el jugo de limón junto con de taza de agua.

Ponga a derretir a fuego medio y con la  brocha limpie los lados de la olla para que no se cristalice el azúcar. Cocine hasta que empiece a  tomar color, de 5 a 8 minutos. Dele vueltas a la olla con cuidado para que el azúcar se derrita de modo parejo.
Continúe cocinando hasta que quede color caramelo claro y baje el fuego al mínimo, añada la  mantequilla y revuelva con una cuchara de palo, luego, añada poco a poco la crema revolviendo con  cuidado hasta que el caramelo quede suave, por 2 minutos.

Retire del fuego y agregue el ron y la sal. Deje enfriar a temperatura ambiente.

Para la crema batida

Usando la batidora bata la crema por 2 minutos a velocidad media, en un recipiente metálico bien frío.  Agregue el azúcar y suba la velocidad hasta que forme picos y quede bien espesa.

Para armar el ponqué
Ponga la primera capa sobre la bandeja en la que va a servir el ponqué, forrando los bordes con papel parafinado para que ésta no se ensucie.
Coloque una capa gruesa de crema entre cada capa y cubra todo el ponqué. Refrigere por media hora. Vierta con cuidado el caramelo por encima y pegue en los bordes el jengibre confitado. Refrigere de  nuevo hasta el momento de servir.

Para el jengibre confitado
Taje el jengibre en rodajas de ½ cm de ancho. En una olla pequeña mezcle 2 tazas de azúcar con 3 de agua y ponga a hervir a fuego alto, añada el jengibre y baje a fuego medio. Cocine por 45 minutos o hasta que esté blando y el agua se haya evaporado.
Forre una lata con papel parafinado. Extienda la taza de azúcar restante y con una cuchara de huecos transfiera el jengibre encima, revuelva para que no se le pegue el azúcar y déjelo secar por 2 horas.

Utensilios necesarios

  • utensilios necesarios
  • utensilios necesarios
  • utensilios necesarios
  • utensilios necesarios
  • utensilios necesarios

Posibles usos

  • posibles usos
  • posibles usos
  • posibles usos
  • posibles usos
  • posibles usos
  • posibles usos

Tipo de cocina

  • posibles usos

Tipo de plato

  • posibles usos



Siguenos Facebook Twitter Flickr Youtube Linkedin

¿El precio en los restaurantes es correspondido?

Por: EDUARDO ANDRES CASALLAS PINILLA



Por estos días en la red social Twitter, se ha movido constantemente el debate de si los restaurantes exageran o no sus precios. Surgen diversas opiniones, diversos comentarios que llevan a una defensa del gremio restaurador, versus diferentes percepciones y posiciones de los consumidores.

Salud Hernández Mora, reconocida periodista colombiana en temas asociados a la política, escribió una columna fuera de su temática habitual para la revista Caras, donde expone con un lenguaje fuerte y mencionando ciertos comentarios con nombre propio, la percepción de los comensales, luego de cenar en restaurantes de nuestra incomprendida capital bogotana. Opiniones que muchos compartirán y muchos desvirtuarán. (Ver artículo)

Es por esto que he salido al debate de las ideas, para enfrentar las percepciones del consumidor, con las creencias del restaurador, lo cual me motivó a detallar, parte de las dos posiciones, para que cada quien saque sus conclusiones, e intentemos responder la pregunta con la cual se titula este artículo.

¿De dónde salen los costos de un restaurante?

Los costos en los restaurantes siempre estarán asociados a su ubicación dentro de los diferentes territorios  de nuestro país. No es igual comer en Medellín, que comer en Bogotá, pues  el suelo donde se está situado, determinará costos de arrendamiento, servicios públicos, parqueaderos, etc.

Otro factor que genera un aumento en el costo, quizás el más alto de todos, es su nómina o pagos a personal, que a su vez son un grupo de personas que trabajan más de 48 horas semanales, horarios no muy cómodos ni flexibles, con lo cual generan un porcentaje de propina, que un comensal paga voluntariamente al momento de su facturación y algunos pesos extras que muchos dejan para agradecer un buen servicio.

Ahora, ¿Por qué son *costosos los restaurantes?

La alimentación en nuestro país y en gran parte del mundo es vista como un negocio, por tanto nacen infinidades de intermediarios, los cuales quieren hacer del comercio de alimentos una montaña de dinero, sin importar las consecuencias para el sector agrícola y para quienes consumimos alimentos. Es por eso que parte del encarecimiento de los restaurantes, radica en los elevados precios de las materias primas, a costa de la intermediación o a causa de las dificultades para encontrar o transportar un producto específico.

Y ¿Por qué son *caros los restaurantes?

Los costos en los restaurantes, por razones como las que he descrito anteriormente, y por muchas otras que no traje a colación, suelen ser las razones más visibles y el escudo de un gremio que día a día está en crecimiento en nuestro país.

Difícilmente se puede obtener información económica del mundo restaurador en Colombia, pero muchas de las cifras, muestran márgenes de utilidad netos muy elevados para la generalidad de los establecimientos gastronómicos a nivel mundial. Muchos de los dueños de restaurantes, hacen astronómicas inversiones, y pretenden recuperarlas en un máximo de 2 años lo cual encarece el sector, adicionándole la realidad de que las utilidades netas del sector, también suelen ser bastante altas, asociadas muchas veces a la reputación del sitio o de su Chef.

¿Dónde queda la calidad y el servicio?

Imagen tomada de:
http://www.planetajoy.com/?page=ampliada&id=3517#
Se habla de pagar un poco más para comer con calidad, o ser muy bien atendido, conceptos que para muchos dueños o administradores resultan erróneos, pues calidad la asocian con materias primas costosas y el servicio lo asocian con mayor número de meseros.

El concepto calidad parece ser una cuestión solo de nombre para dar caché a un sitio, y más si este va acompañado de la cocina más tecnológica posible o el ambiente más bello posible, pues desconocen muchas veces, que esta se refleja es en el producto, en el respeto por su cocción, en una coherencia con la técnica ofrecida y sobre todo en buenas prácticas higiénicas y éticas.

Del servicio ni hablar, se cree que entre más meseros, mejor, si el mesero habla 7 idiomas, fabuloso, pero muchas veces se les pregunta sobre el contenido del plato, y no saben que decir, a veces te ofrecen una cosa y te llevan otra, pero eso sí, se desjetan por las personas que parecen ser adineradas, se olvidan del resto del comedor, descuidan constantemente su servicio, ya ni siquiera tienen un rostro sonriente, más bien reflejan rostros llenos cansancio por el día a día.

Y, ¿qué decir del Sommelier?, vendedores de vinos que ni siquiera reflejan el más mínimo conocimiento sobre la bebida que te ofrecen, que tienen la firme creencia que el comensal es un ignorante, cuando muchas veces no lo es así. Sin embargo, el solo hecho entrar a un restaurante con Sommelier, te saldrá la cena un poco más costosa.

Entonces, ¿Qué busca el comensal?

Con el boom gastronómico de nuestro país, los comensales vivimos buscando experiencias nuevas, que tengan una relación directa con la calidad y con el servicio.  Si un plato en un restaurante resulta costoso, que sea porque detrás de él, exista un buen trabajo de profesionales, altamente capacitados, que existan unos márgenes de utilidad razonables, que exista calidad, servicio y sobre todo cortesía.

No queremos que un plato en un restaurante sea caro, porque detrás de él existe una cocina de maravilla, pero con un personal medianamente capacitado, márgenes de utilidad escandalosos, sin calidad, sin servicio, sin cortesía, pero eso si con un afán por vender hasta lo que no tienen.

Queremos novedad, calidad, un servicio amigable y un precio acorde a lo ofrecido por un restaurante.

Con los argumentos en la mesa juzguemos si el precio en los restaurantes es correspondido.